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El Rift, zona volcánica y cuna de la humanidad
La riqueza de la zona del Rift, impulsada por su gran actividad geológica, la convierte según el geólogo Enku Mulugeta Abraham en “una zona única en la Tierra”.
No en vano la cuna de la humanidad se encuentra en el gran Valle del Rift, una gran fractura geológica que cruza el este de África desde Siria hasta Mozambique plagada de volcanes y que aglutinó hace ya millones de años la diversidad biológica que favoreció el desarrollo de la humanidad.
“Primero se produjeron unas grietas a ambos lados de la placa continental que favorecieron una fisura y que bajara una depresión. En los bordes de esa depresión empezaron a aparecer volcanes y sus flujos basálticos crearon grandes valles”, explicaba el investigador. Estas condiciones favorecieron la acumulación de agua y de la aparición de una gran biodiversidad que es la que permitió a la vida humana evolucionar. Y concretamente en Etiopía, en la depresión de Afar, es donde se produce la mayor conjunción de estas características, por ello no es de extrañar que “encontremos yacimientos y muestras de presencia humana en esta zona de 4’4 millones de años”. Entre ellos, nuestra famosa antepasada Lucy.
Y es que si nuestros ancestros florecieron en esta zona no fue por casualidad. A pesar de que en Afar está el desierto de Danakil - un infierno de calor, sequía y vulcanismo, hogar del volcán Erta Ale, uno de los seis únicos volcanes del mundo con un lago de lava activo-, a medida de que el basalto de las erupciones volcánicas se convirtió en sedimento, los minerales volcánicos se desprendieron y fueron arrastrados por los ríos convirtiendo sus riberas en zonas fértiles.
Es por ello que la zona del Rift “es una de las regiones más fértiles de Etiopía y alberga una gran variedad de cultivos agrícolas. Su suelo es rico en nutrientes, y el clima es ideal para una gran variedad de cultivos”, explicaba Mulugeta. Como una de las principales regiones agrícolas de Etiopía, en el valle del Rift se encuentran “cultivos como el café, el té, el trigo, el maíz y el sorgo. Aunque también alberga numerosos árboles frutales, como mangos, plátanos y naranjas”.
También se puede encontrar el enset o "falso plátano", un pariente cercano de la banana, pero que sólo se consume en una parte de Etiopía. “El fruto de la planta, parecido al plátano, no es comestible, pero los tallos y las raíces, ricos en almidón, pueden fermentarse y utilizarse para hacer gachas y pan. Por lo que es un alimento básico en Etiopía, donde unos 20 millones de personas dependen de él para alimentarse”, relataba el científico. Su cultivo ahora es restringido a una zona pero diversos estudios sugieren que se podría extender a otras áreas, algo relevante si tenemos en cuenta que “este cultivo podría alimentar a más de 100 millones de personas e impulsar la seguridad alimentaria en Etiopía y otros países africanos como Kenia, Uganda y Ruanda”.